Lidia es una caza-recompensas que, junto a su inseparable dragón Dracela y su fiel amigo Gaúl, ha hecho de su vida una aventura. Esta forma de vida le permite seguir con su particular misión que no es otra que encontrar a Dimas Deceus y vengar la muerte de su familia.
Su último encargo: capturar al ladrón Bruno Pezzia, fugado hace pocos días. Tras capturar a Bruno (apuesto y fuerte) y mientras lo trasladan para su entrega, encuentran en su camino a Penélope Barmey en busca de ayuda para rescatar a su marido y, a cambio de su apoyo, les ofrece una llave élfica, pieza clave para vencer los peligros que les esperan en su camino y que facilitará que Lidia llegue hasta Dimas Deceus y culmine su venganza.
Estos acontecimientos les obligarán a posponer la entrega de Bruno. El camino que recorrerán hará que poco a poco Lidia se fije en Bruno y éste en ella, a pesar de que la guerrera intente esconder sus sentimientos mostrándose fría y ruda. Mientras Gaúl se dará cuenta de que el hermano del terrateniente que les ha hecho el encargo no ha dicho toda la verdad. Bruno no es un ladrón.
Una aventura que te llevará por tierras fantásticas de la mano de unos personajes que te llegarán al corazón.
Los personajes están muy bien delineados, algo difícil para una historia tan corta pero que la autora hace de maravilla. Me han gustado mucho las grandes personalidades de las que hacen gala tanto ambos protagonistas como los secundarios, creando estos últimos pequeñas historias paralelas que mejoran la obra.
Por último, los escenarios están perfectamente dibujados a través de breves y precisas descripciones que nos transportan de manera inmediata al mundo donde transcurre la historia.
xcorreo
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